El Kung Fu es un arte marcial apto para todo tipo de edades, ya que tiene unos principios filosóficos como la no violencia, el autocontrol y la paz interior, algo que lo hace diferente a otros sistemas de lucha (ver características del “Kung Fu”). En el caso de los niños, les ayuda a descomprimir las cargas y tensiones contenidas mientras descubren nuevos principios y formas de lidiar con sus conflictos, integrando valores de convivencia y comunicación más respetuosos y asertivos, gracias al tipo de entrenamiento que les ofrece el Kung Fu.

Los valores como la responsabilidad, la constancia, humildad y respeto forman parte del aprendizaje adquirido a través del Kung Fu para los más pequeños. Resulta eficaz para desarrollar la autoestima y la confianza, dotando a los niños de recursos psicoemocionales eficaces para gestionar el acoso o el bullying, por ejemplo, aspectos que desgraciadamente están presentes en nuestra sociedad. Adquirir nuevos conocimientos, dominar diferentes habilidades y contextualizarlas adecuadamente les aporta seguridad y confianza.

A nivel de la práctica infantil, no hay muchas diferencias sustanciales entre el Kung Fu y otras artes marciales como el Karate, Aikido, Taekwondo o Judo, por citar las más populares. Todas ellas aportan valores y técnicas que les ayudan a relacionarse entre sí mientras practican ejercicio saludable y desarrollan habilidades nuevas.

El Kung Fu se diferencia de las otras, quizás, por su definición más integradora y holística, más como una filosofía de vida de crecimiento personal (esencia) que como herramienta o técnica de autodefensa (método), aunque dependiendo de la escuela y maestros, todas comparten en mayor o menor medida ambos aspectos esenciales-metodológicos.

Para niños que sienten interés por las artes marciales, cuyos padres busquen junto a sus hijos un medio de crecimiento personal no competitivo para ellos. No es necesaria una preparación física especial.

Es importante establecer pautas de cooperación entre la escuela de Kung Fu y los padres con el fin de integrar al niño en el seno del grupo. Para niños de 7 a 12 años (para menores de 7 ó mayores de 12 se requiere una evaluación previa para su ubicación).

• Estimula el metabolismo
• Refuerza el sistema nervioso
• Aumenta la fuerza, elasticidad, coordinación y control del cuerpo y mente.
• Ayuda a dominar la agresividad e impulsividad.
• Aumenta la autoestima y confianza.
• Aumenta la fuerza muscular y la densidad ósea. El corazón gana resistencia.
• Aprender su filosofía basada en la no violencia aprendiendo valores como el respeto, solidaridad, generosidad, amabilidad, buenas formas y disciplina.

Sesiones de 45 minutos en grupo.

Dependiendo de su edad y grado de madurez, en la medida en que sus inquietudes y sensación de bienestar le acompañen, podría combinarlo de forma transitoria con cualquier otra actividad de adultos ofrecida en la escuela.

¿Se practica alguna clase al aire libre?

Lo habitual es que las clases se impartan en las salas de Dharananda, amplias salas con 6 m de altura, luz y ventilación natural. De vez en cuando se pueden organizar sesiones especiales de convivencia al aire libre o en entornos naturales.

¿Necesitan ropa de algún tipo especial?

 Ropa cómoda y preferiblemente holgada, tipo chándal o kimono, que permita libertad y amplitud de movimientos del cuerpo y de las articulaciones. Se suele trabajar con calzado especial antideslizante y cómodo, específico para la práctica. A medida que uno/a se va integrando en la práctica y en el seno del grupo, se le invita (opcional) a adquirir la indumentaria propia de la escuela para la práctica de Kung Fu, con el fin de crear un contexto grupal más armonizado y comprometido si cabe.

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